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Roca del Cuervo es un asentamiento de la isla de isla de Solstheim, hoy día forma parte de Morrowind. Era en un origen un asentamiento minero imperial, pero tras la erupción de la Montaña Roja muchos elfos oscuros se han asentado aquí, dotándola de la arquitectura característica de su pueblo. A día de hoy es un pueblo administrado por la Casa Redoran de Morrowind.

Por juego[]

Historia[]

La Compañía del Imperio Oriental fundó Roca del Cuervo en el 427 de la Tercera Era como respuesta al descubrimiento de una mina rica en ébano en la parte austral de la isla de Solstheim. Se tardó varios meses en construir la ciudad, pero la mina enseguida produjo mineral de ébano, que los mineros enviaban a Ventalia, en Skyrim. En el 432 de la Tercera Era, el pueblo albergaba a más de treinta personas que dependían de la mina para vivir. En esta época, Roca del Cuervo estaba habitada casi exclusivamente por Imperiales y unos pocos nórdicos que habían acudido ante la llamada de la riqueza de la mina.[1]

Cuando tuvo lugar la crisis de Oblivion en el 433 de la Tercera Era, las fuerzas de Mehrunes Dagon ignoraron Roca del Cuervo, que siguió operando con normalidad. La mayor parte de los guardias Imperiales destacados en Roca del Cuervo fueron enviados a Cyrodiil para combatir a las fuerzas invasoras, pero algunos soldados se quedaron detrás para proteger la mina de ébano de los bandidos. No se sabe si alguna vez se abrió algún portal a Oblivion en Solstheim, pues no hay ningún registro de ello.[1]

En el primer año de la Cuarta Era, tras la destrucción de Ald'ruhn en la Batalla de Ald'ruhn, muchas de las grandes Casas dunmer enviaron pequeños grupos por su propia cuenta para buscar lugares en los que volver a establecerse. El grupo de la casa Redoran, encabezado por Brara Morvayn, se dirigió inmediatamente a Solstheim. Tras unas rápidas negociaciones con la Compañía del Imperio Oriental (y según especulan algunos, algo de dinero que cambió de manos), se otorgó permiso al grupo de Brara para establecerse en Roca del Cuervo, donde no tardaron en integrarse en el modo de vida de la colonia minera. Los dunmer, diligentes y dignos de confianza en lo relativo al trabajo en la mina, causaron una buena impresión a la Compañía del Imperio Oriental y fortalecieron su relación.[1]

Todo iba bien hasta aquel funesto día del 5 de la Cuarta Era en el que la Montaña Roja entró en erupción repentinamente; la explosión cruzó el mar de los Fantasmas y descargó toda su furia sobre Solstheim. Roca del Cuervo sufrió graves daños: derribó varias de sus estructuras de piedra y arrasó muchas de las de madera. Irónicamente, una vez más, la mina acabaría siendo la salvación del pueblo, pues la mayor parte de la población de Roca del Cuervo estaba trabajando en los túneles, que sirvieron de protección frente a la explosión. Sin embargo, lo sucedido habría de pasar factura: Roca del Cuervo dependía mucho de la protección del cercano fuerte Polilla Helada, pero la erupción prácticamente lo había borrado de la faz de Solstheim. Los pocos soldados supervivientes se asentaron en Roca del Cuervo e intentaron reorganizar una guarnición provisional, pero quedaban demasiado pocos para hacer frente a las amenazas potenciales del pueblo. Con el permiso de la Compañía del Imperio Oriental, Brara trajo a la "guardia Redoran", algunos de los mejores hombres de la Casa Redoran, para ocupar su lugar. La guardia demostró ser un sustituto ideal para los soldados Imperiales caídos que hasta entonces habían protegido la ciudad.[1]

Algunos años después, las implacables tormentas de ceniza de la Montaña Roja, siempre activa, habían transformado la zona sur de Solstheim en yermos cinéreos que recordaban al Páramo de Vvarden. Las tormentas dejaron grandes dunas de cenizas que complicaron mucho la vida en Roca del Cuervo. Brara Morvayn propuso a la Compañía del Imperio Oriental la construcción de una gran muralla que ella misma había diseñado para proteger la parte oriental del pueblo frente a las dunas. La compañía no tardó en acceder y financiar la obra. Tras casi un año, se terminó la enorme construcción, que fue bautizada como el "Baluarte". El muro demostró ser extraordinariamente eficaz y permitió que se siguiera explotando la mina.[2]

En el 16 de la Cuarta Era, cuando Solstheim pasó a manos de los dunmer, la Compañía del Imperio Oriental se vio obligada a ceder el control de Roca del Cuervo a la casa Redoran. El consejo enseguida nombró a Brara Morvayn consejera del nuevo enclave, y le permitió gobernar Solstheim como creyera oportuno. Como consecuencia de este cambio de guardia, casi todos los habitantes imperiales abandonaron Roca del Cuervo y regresaron a Cyrodiil. Brara siguió aceptando a los dunmer que decidieron establecerse en Solstheim. Algunos prefirieron quedarse en Roca del Cuervo para seguir trabajando en las minas, mientras que otros se desplazaron a tierras más familiares y adoptaron un estilo de vida nómada en los cenicientos yermos.[2]

Las siguientes décadas fueron una época dorada para Roca del Cuervo. Brara Morvayn mantuvo la paz, las minas todavía producían grandes cantidades de ébano y los dunmer que vivían en la isla eran felices. Tras casi medio siglo de prosperidad, la edad pasó factura a Brara Morvayn, que finalmente falleció en el 65 de la Cuarta Era. Fue enterrada en la tumba ancestral de su familia y su hijo, Lleril Morvayn, ocupó su lugar. Los que habían vivido en Roca del Cuervo con Brara como consejera se alegraron al descubrir que Lleril compartía las ideas políticas de su madre: era justo y bondadoso, lo cual mantuvo felices a los isleños durante muchas décadas.[2]

Todo fue bien en Roca del Cuervo hasta el 95 de la Cuarta Era, cuando, sin previo aviso, se atentó contra la vida de Lleril. Afortunadamente, el ataque fracasó gracias a la intervención de la guardia Redoran. El asesino, interrogado por el capitán Modyn Veleth, confesó ser Vilur Ulen, de la Casa Hlaalu. La Casa Hlaalu llevaba años enemistada con la Casa Redoran por su exclusión del consejo de grandes Casas. Los Hlaalu culpaban a la Casa Redoran de esta reorganización y les guardaban rencor desde entonces. El intento de asesinato de Lleril pretendía demostrar al consejo que la Casa Redoran no era tan poderosa como se creía, que era muy débil y vulnerable. La guardia Redoran siguió investigando y descubrió que Vilur había organizado un golpe de estado en Roca del Cuerpo para arrebatar todo el control de la isla a Lleril. Vilur y sus conspiradores fueron ejecutados y la rebelión, aplacada.[3]

Varios acontecimientos recientes habían solidificado el respeto que los dunmer sentían por Lleril Morvayn. En el 130 de la Cuarta Era, el Baluarte comenzó a acusar su edad y amenazó con derrumbarse. El consejero usó la mayor parte de su fortuna personal para repararlo. En el 150 de la Cuarta Era, un pequeño contingente de argonianos desembarcó en Solstheim para sembrar el caos en la isla, y el edil Morvayn dirigió la carga contra ellos personalmente en la Incursión a Roca del Cuervo. Y en el 170 de la Cuarta Era, cuando la mina de ébano comenzó a agotarse, recurrió a lo que quedaba en sus arcas para alimentar al pueblo.[3]

En el 181 de la Cuarta Era, las vetas de ébano de la mina se agotaron del todo. Lleril ordenó su cierre y Roca del Cuervo recurrió a la caza y la pesca para sobrevivir. Algunas familias dunmer abandonaron Solstheim y regresaron al continente, pero la mayoría se quedó.[3]

En la actualidad, Lleril Morvayn sigue gobernando Roca del Cuervo. La guardia Redoran todavía se encarga de mantener el orden en el enclave y en las tierras circundantes, protegiendo y manteniendo a raya a los residentes de Roca del Cuervo. Cuando el rumor de una rebelión llega a los oídos de Lleril, éste no tarda en acallarlo. Es consciente de que algunos habitantes leales a la Casa Hlaalu pueden desear su muerte. Puede que el futuro de Roca del Cuervo parezca negro, pero el ánimo de sus habitantes nunca decaerá.[3]

Referencias[]

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