Elder Scrolls
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Imagínate vivir bajo las olas con la bendición de un excelente tejido. Sosteniendo el tejido por encima de las agallas, empezarías a respirar, a beberte el entretejido. Aunque las fibras vegetales imbuirían tu alma, el maldito plancton contaminaría el tejido hasta que oliera a cielos de profecía. Esta es una de las maneras en la que los pergaminos llegaron a existir, pero... ¿somos el mar, quien respira o el tejido? ¿O somos la respiración misma?

¿Podemos fluir a través de los pergaminos como fluye por ellos el conocimiento como agua? ¿O somos la ciénaga estancada de escoria del mar que se amontona en el borde?

Imagínate ahora algo diferente. Un pájaro impulsado por el viento sube con una ráfaga y es derribado por una piedra. Pero la piedra puede venir desde arriba, si el pájaro está bocabajo. ¿De dónde venía entonces la ráfaga de viento? ¿Y desde qué dirección? ¿Enviaron los dioses cualquiera de las dos? ¿O el pájaro decretó su presencia tomando la decisión con su propia mente?

La visión absoluta de los pergaminos le da un giro a la mente de tal forma que las posiciones relativas se vuelven absolutas en su primacía.

Te vuelvo a pedir que imagines. Esta vez estás bajo tierra, y eres una diminuta bellota plantada por una doncella elfa bien intencionada de los bosques porque le place. Deseas crecer, pero temes en qué podrás convertirte, así que apartas el agua, la tierra y el sol para permanecer en tu hoyo. Pero, gracias a ese acto de empujar, te has convertido en un árbol a pesar de tus deseos. ¿Cómo ha ocurrido algo así?

La bellota es una especie de huevo de árbol en esta circunstancia, y el conocimiento son el agua y el sol. Somos el pollo dentro del huevo, pero también la tierra. El conocimiento de los pergaminos es lo que empujamos para conseguir la visión total.

Imaginemos una última visión antes de que la mente se cierre ante la sorpresa de tanto conocimiento. Eres una llama que arde azul e intensa dentro de un gran vacío. Acabas viendo a tus hermanos y hermanas, ardiendo también en la distancia y a tu lado. Un mar de puntitos, una constelación de recuerdos. Cada uno arde con intensidad y luego parpadea. Después, dos más ocupan su lugar, pero no para siempre, o el vacío se llenaría con luz rancia que absorbería el pensamiento.

Cada una de nuestras mentes es realmente el vacío, y las enseñanzas de los pergaminos son los puntitos. Sin su luz penetrante, mi conciencia sería una enorme nada, desconocedora de que el vacío como tal no se conoce a sí mismo. Pero el fuego es peligroso, y debe mantenerse y controlarse con cuidado en uno mismo y al extenderse a los hermanos.

Apariciones[]

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