Elder Scrolls
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Y lettero tenía mis dudas, pero ya es obvio. ¡Los himnos antiguos contienen algo de verdad! El relieve no estaba muy lejos de la entrada, tal y como decían. Ya no me cabe duda alguna de que oculta la entrada a la tumba de Knevel.

Las dos llaves tienen que estar escondidas por alguna parte, no muy lejos. Son réplicas ceremoniales de Okin y Eduj, las armas predilectas de Knevel cuando marchaba a la batalla. Sin embargo, no me atrevo a explorar más sin contratar antes a unos guardaespaldas para que me acompañen. ¡Y pensar que Knevel, gran jefe de los Lenguas, podría estar enterrado aquí, tras poco más que unos centímetros de piedra! El ancestro que apenas creíamos que hubiese sido real...

Maldita sea mi necedad por haber planeado esta exploración. Debí haber contratado a mercenarios antes de venir siquiera. Tal vez no sea necesario. Al fin y al cabo, este lugar es una tumba y no hay signo alguno de habitación. Tampoco es que a los difuntos que llevan aquí mil años les vaya a importar que eche un vistazo.
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