Elder Scrolls
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L lettera última ocasión en que tenemos constancia del avistamiento de un dragón en Tamriel fue en tiempos de Tiber Septim. Él llegó a un pacto con unos pocos dragones y les prometió protegerlos si estos le servían. A pesar de esta promesa, los dragones fueron perseguidos y aniquilados. No está claro si los últimos huyeron de Tamriel o si fueron exterminados.

No hay una historia realmente creíble de cómo nacieron los dragones. Según dremora "interrogados" por el Colegio de los Susurros, simplemente existían como existen ahora. Eternos, inmortales, inmutables e implacables. No nacen ni emergen de huevos. No copulan ni se reproducen. No se conocen huevos ni crías de dragón. En la región de la bahía de Iliac circulan historias que los mencionan, pero hasta ahora todas han demostrado ser falsas. Los huevos resultaron ser de otros reptiles. Las crías de dragón no eran sino lagartos enormes, sin relación alguna con los dragones.

Aunque no nazcan, los dragones pueden morir. Durante la guerra de los dragones de la Era Merética, fueron diezmados. Se cree que los invasores akaviri de finales de la Primera Era los cazaron y mataron en gran número, antes y después de su derrota a manos del emperador Reman. Hay fuentes que dicen que los akaviri trajeron consigo hechizos capaces de matar dragones. Otros afirman que crearon astutos cepos y trampas. Un relato habla incluso de un exótico veneno.

Como muchos saben, el arma más temible de un dragón es su hálito de fuego. Dado que podían sobrevolar cualquier lugar y dejar caer una lluvia de fuego y muerte, se hizo necesario contar con arqueros y magos para darles caza. Pocos saben que algunos dragones emanaban un hálito gélido. Por lo que sabemos, los dragones pueden tener un hálito ígneo o gélido, pero no ambos.

La mayoría de la gente piensa que los dragones son simples bestias. Sin embargo, resulta lógico creer que tenían un lenguaje, pues negociaron con Tiber Septim. De hecho, los anales de la historia dejan bien claro que los dragones eran sumamente inteligentes. Tenían su propio lenguaje, aunque también hablaban las lenguas de elfos y hombres.

Los relatos sobre las cazas de Reman contienen menciones a dragones que exhalan y escupen fuego. Recientemente, se han descubierto relatos que describen a los dragones exhalando gélidas bocanadas de aire helado. Los relatos más extravagantes les atribuyen la capacidad de conjurar tormentas y hasta detener el tiempo. Estos relatos merecen poco crédito, salvo como mitos y cuentos de hadas. Incluso sin su arma más temible, su piel casi impenetrable y sus dientes y garras, duros como el granito, los hacen oponentes formidables.

La muerte del último dragón está rodeada de cierta confusión. Parece que los pocos que quedaban desaparecieron al mismo tiempo. Hay relatos que hablan de un rey dragón que los habría devorado a todos para que no los mataran los hombres. En una de las historias más descabelladas, Tiber Septim absorbe su esencia para erigirse en un dios. La causa de su desaparición es desconocida y hace siglos que nadie ha visto un dragón. Hay unos pocos ejemplos de huesos de dragón fundidos en las rocas de acantilados y cuevas. Pruebas suficientes que confirman, sin duda alguna, las historias sobre dragones.
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