Elder Scrolls
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B letterienvenido, mi buen señor, a esta guía indispensable. A lo largo de estas páginas yo, su humilde autor y guía, le describiré la gran ciudad de Carrera Blanca, la joya del norte.

Carrera Blanca ofrece numerosas diversiones a aquellos que busquen aventuras, fortuna y compañía, ya sea para una noche o para toda una vida. La ciudad goza no de una, sino de dos tabernas notables, en las que encontrará mozas y doncellas en abundancia.

La ciudad está situada cerca del centro de Skyrim, lo que resulta muy adecuado, pues no dista mucho de ningún sitio. Situada en lo alto de una colina rocosa, Carrera Blanca domina las verdes llanuras que la rodean. Sus altas empalizadas de madera protegen a sus moradores de lobos, mamuts, bandidos y otros peligros que aguardan más allá de sus muros.

Cuando cruce por primera vez la puerta principal de la ciudad, se encontrará en el distrito de las llanuras. Este barrio recibe este nombre por ser el más bajo de los tres que componen la ciudad.

Ah, pero en él podrá encontrar La yegua abanderada, que yo cuento entre las tabernas más exquisitas de todo Skyrim. El paisaje que le aguarda en su interior resulta bastante estimulante, si gusta usted del mal llamado "sexo débil".

El bar está regentado por una robusta muchacha llamada Hulda. No deje que su apariencia fría le engañe, Hulda tiene esa fogosa pasión que toda mujer nórdica intenta disimular con gran afán. Saadia, la camarera, es una exótica belleza procedente de los Guardias rojos. Es bastante misteriosa, pese a lo cual este humilde autor está decidido a conocer sus secretos.

Junto a La yegua abanderada encontrará un modesto mercado y ahí es donde yo encontré el amor verdadero. A pesar de que nunca empujaría a un colega cazador a desistir en su empeño pues, ¿con qué autoridad podría hacerlo al ser autor de estos libros, con los que pretendo guiarle precisamente en tal labor? Debo pedirle que me haga este único favor.

Se llama Carlotta Valentia, y es una magnífica belleza que se gana una vida modesta vendiendo pan y alimentos durante el día. ¡Juro por los dioses que, algún día, haré mía a esa bella fiera!

Y, por supuesto, en el distrito de las llanuras se pueden encontrar otros servicios. El almacén de Belethor ofrece las vestimentas más variopintas para el viajero aventurero, mientras que El caldero de Arcadia proporciona todos los tónicos y hierbas que uno podría esperar en la tienda de un boticario.

La propia Arcadia resulta bastante amigable. Suelo visitarla con frecuencia sin otro ánimo que conversar, pues ella también es una Imperial que vive lejos de su hogar. Sin embargo, es un tanto mayor para mi gusto. Para un gentilhombre de avanzada edad, no cabe duda que sería una compañera más que digna.

Si necesitase que afilen su acero o reparen su armadura, en La doncella guerrera, junto a las puertas de la ciudad, le ofrecerá servicios de herrería. La herrera es una hermosa nórdica llamada Adrianne Avenicci, aunque está casada con una enorme bestia que se hace llamar Ulfberth Oso de Guerra.

Adrianne es una muchacha de cierta belleza, pero no querría tener que presentar mis respetos al filo del hacha de guerra de su marido. Si las mujeres casadas son su pieza predilecta, puede intentarlo, ¡pero no diga que no se lo advertí!

Cerca de la herrería está El Cazador Ebrio. Aquí, algunos de los gentilhombres más adinerados de la ciudad se reúnen para compartir bebidas y rumores sobre este ancho mundo. Si prefiere disfrutar de una compañía más distinguida mientras degusta un buen vino, en El Cazador Ebrio estará como en casa.

Sobre el distrito del viento, poco tengo que contarle. La mayoría de los edificios en este segundo nivel de la ciudad son viviendas, aunque también encontrará el templo de Kynareth, y Jorrvaskr, el salón del aguamiel de los compañeros.

En el salón del aguamiel encontrará curiosas oportunidades, si es que su debilidad es una guerrera robusta y sin miedos. Sin embargo, en el templo poco encontrará que sea de su agrado. La sacerdotisa, Danica Manantial Puro, muestra un interés casi exclusivo en las cuestiones espirituales.

Por último, llegamos al distrito de la nube, dominio exclusivo del castillo del jarl. Permítame que le diga que he vivido algunas divertidas aventuras entre los muros de piedra de Cuenca del Dragón. Las chicas del servicio se impresionan fácilmente ante un Imperial de buenos modales. Al fin y al cabo, las noches de Skyrim pueden resultar muy frías, si entiende por dónde voy.

Y no le negaré que también he visitado la cárcel de la ciudad en un par de ocasiones, que podrá encontrar en los niveles más bajos del palacio.

En cuanto al jarl y su corte, haga cuanto esté en su mano para evitarlos. En mi opinión, carecen de sentido del humor y son incapaces de apreciar la cultura Imperial. Aparte de ello, todos son hombres de gran riqueza, por lo que deberá contemplarlos como su competencia más temible. Estos nórdicos no dejan de ser gentes sencillas, y por ello resulta fácil encandilarlos con solo mostrarles ropas de calidad y bolsas llenas de septim.

Concluiré ya mi obra deseándole gran éxito en sus empresas concernientes a las mujeres y al vino. Tómese un momento en sus deleites para pensar en mí, su humilde autor, y en los riesgos que he corrido para ofrecerle este exhaustivo relato sobre todo aquello que puede ser de interés en la gran ciudad de Carrera Blanca para el gentilhombre refinado.

Ah, no le mentiré diciéndole que todo fueron penurias. Al fin y al cabo, ¿quién querría dormir solo en una tierra tan fría y dura como esta? ¡Un servidor, no!
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