Elder Scrolls
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N letterunca pensé que llegaría el día en que abandonáramos la banda de Punta del Cuchillo. Al menos, la tormenta borrará nuestras huellas. Vidgrod, Raen y yo nos hemos cobijado en una cueva a pasar la noche. Parece que hay unas antiguas ruinas. Al menos, no se ve ningún draugr por aquí.



V letteridgrod y Raen quieren acampar aquí un tiempo, quizá para realizar unos cuantos asaltos. Tendrían que saber que el camino está desierto, especialmente en esta época del año. Existen muchos lugares mejores al norte, pero insisten enérgicamente en permanecer aquí. Ni siquiera me echaron una mano cuando salí de caza anoche.



A letterlgo va mal. Raen no ha pronunciado una palabra desde que se levantó esta mañana, y tiene la mirada perdida. Vidgrod no se encuentra mucho mejor. ¿Estarán enfermos? No parece ninguna enfermedad que haya visto antes. Me alejaría de ellos, pero no consigo reunir valor suficiente. Es como si algo me retuviera. ¿Qué es este lugar?



N lettero estamos solos. Ahora puedo oírlo. Alguien le habla a mi mente. Es viejo. Poderoso. Halldir, se llama. Quiere algo de nosotros. Necesita que nos quedemos para que la magia funcione. He intentado huir, pero no puedo. Igual que ellos.



R letteraen saltó primero. A las rocas. Es lo que el maestro quiere... sangre, sacrificio, el poder para resucitar. Puedo sentir su magia latiendo en mi sangre. Nos está absorbiendo. Pronto le serviremos, nuestros cuerpos, nuestras almas. Igual que los otros. Nos esperan. Es mi turno.
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