Elder Scrolls
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Para otros usos, ver "Batalla de Sancre Tor".

E lettern 852 de la Segunda Era, fuerzas aliadas nórdicas y bretonas cruzaron las fronteras de Cyrodiil y ocuparon los principales pasos y asentamientos de las montañas Jerall. Tras establecer su cuartel de invierno en Sancre Tor, los aliados nórdico-bretones desafiaron a Talos, el nuevo general del rey Cuhlecain, para que los asaltara en sus fortalezas montañosas.

Cuando descubrieron que el general Talos había reunido un ejército en el crudo invierno y que marchaba para asaltar Sancre Tor, se alegraron mucho. Sancre Tor era inexpugnable; su ciudadela se encontraba en los altos desfiladeros sobre la ciudad inferior, oculta en la cuenca de una alta montaña con despeñaderos empinados, imposibles de escalar en la parte posterior.

El ejército cyrodílico era pequeño, con un entrenamiento y un equipamiento muy pobre, escasas provisiones y poco preparado para las campañas de invierno. Mientras sus andrajosas unidades se reunían en las tierras bajas debajo de la ciudadela, los aliados nórdico-bretones asumieron con confianza que el enemigo había caído en la trampa.

La ciudadela no solo estaba protegida por un desfiladero inexpugnable por la parte delantera y montañas imposibles de escalar por detrás; además, la entrada a la ciudadela estaba mágicamente camuflada bajo la apariencia de un gran lago montañoso en la cuenca debajo de los altos picos. Por ello, los aliados nórdico-bretones dejaron una pequeña fuerza a cargo de la defensa de la ciudadela y descendieron por los pasajes inferiores para atacar y sorprender a las tropas cyrodílicas, hambrientas y presas del frío. Esperaban derrotar, destruir y aniquilar al ejército del general Talos de manera que, en primavera, nadie pudiera oponerse a su descenso al corazón de las tierras cyrodílicas.

Así fue como el general Talos llevó a los aliados nórdico-bretones a su destrucción.

Dejando una fuerza poco considerable en las tierras bajas para entretener a las defensas, el general Talos se acercó a la ciudadela de Sancre Tor desde la parte de atrás, descendiendo por las supuestamente infranqueables cumbres detrás de la ciudadela, y colándose en la supuestamente oculta entrada hasta el interior. La proeza de esta trascendental hazaña se atribuye al trabajo de un solo traidor anónimo, por tradición un hechicero bretón traidor, que desveló la existencia de una ruta de montaña oculta que descendía por los picos detrás de la ciudadela, y el secreto de la entrada a la ciudadela camuflada detrás de la aparente superficie del lago.

Mientras el ejército cyrodílico de las tierras bajas luchaba desesperadamente por defenderse de la alianza nórdico-bretona, el general Talos y sus hombres entraban en la ciudadela, destruían sus pobres defensas, capturaban a los nobles y generales nórdico-bretones y los obligaban a rendir la ciudadela ante sus ejércitos. Los cautivos nórdicos, confundidos y desmoralizados, que ya sospechaban de las tramas de la aristocracia de brujos de Roca Alta y de sus sueños por conquistar las tierras centrales, abandonaron la alianza y juraron fidelidad a Tiber Septim. Los generales de Skyrim se unieron con sus hombres al ejército de Tiber Septim; los líderes magos guerreros de Roca Alta fueron ejecutados, y los bretones cautivos fueron encarcelados o vendidos como esclavos.

Así fue cómo se frustró la invasión aliada de Cyrodiil, y cómo el ejército del general Talos creció con las veteranas tropas reforzadas de los nórdicos, que desempeñaron un papel crucial en el éxito de las campañas del general Talos para consolidar la presencia de colovianos y nibeneanos en el corazón del Imperio Cyrodílico, y que desencadenaron la coronación del general Talos como emperador Tiber Septim.

Los historiadores se maravillan ante la osadía táctica de Tiber Septim en su asalto contra una ciudadela montañosa fortificada en pleno invierno, enfrentándose a tropas mucho más numerosas. Más tarde, Tiber Septim atribuyó su decidida campaña contra unos obstáculos muy superiores al hecho de haber recibido inspiración en una visión divina del Amuleto de los reyes en la tumba de Reman III.

Es posible que el joven Talos se sintiera inspirado y estuviera convencido de que su destino era recuperar este antiguo símbolo sagrado del pacto y llevar a Tamriel hasta la alta civilización del Tercer Imperio. No obstante, esto no debe, de ningún modo, mermar nuestra admiración por el estilo y genialidad de este definitivo triunfo militar en una situación de tal desventaja.
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