Elder Scrolls
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M letterarobar Sul y la trivialización de la cultura popular dwemer
A letterunque la obra de Marobar Sul, Relatos antiguos de los dwemer, fue desacreditada en los círculos científicos ya durante el reinado de Katariah I, sigue siendo un clásico para la clase media del Imperio y ha encendido la imaginación de colegiales durante generaciones, creando una imagen distorsionada de los dwemer. La pregunta que todos nos hacemos es cómo este grueso volumen, tan insustancial por otro lado, ha podido cautivar tanto al público que ha sobrevivido al desprecio de los literatos y las mordaces críticas de los académicos.

Antes de buscar la respuesta a esta pregunta, resulta oportuno resumir escuetamente la procedencia y la evolución de estos relatos. La obra fue publicada aproximadamente en el año 670 de la Segunda Era, durante el interregno entre la caída del primer imperio cyrodílico y la ascensión al trono de Tiber Septim. Se presentó como una obra de investigación seria basada en los archivos de la Universidad de Gwylim, y en la caótica atmósfera de esa época se admitió como tal, lo que indica la lamentable calidad de los estudios sobre los dwemer durante aquellos años. Se sabe muy poco de su autor, aunque se intuye que Marobar Sul debe de ser un seudónimo de Gor Felim, un prolífico escritor de novelillas rosas sin mucho valor que solía firmar con distintos nombres. Gracias a los dioses, la mayoría de las obras de Felim se han perdido con el paso del tiempo, aunque lo poco que queda presenta muchas similitudes con los relatos, tanto de estilo como de registro, como puede comprobarse en el ensayo de Lomis titulado Comparación textual de "Traición hipotética" de Gor Felim y "Relatos antiguos de los dwemer" de Marobar Sul. Felim pasó toda su vida en Cyrodiil escribiendo obras ligeras para la élite de la antigua capital imperial. Se desconocen los motivos que lo llevaron a interesarse por los dwemer. De lo que no cabe duda es de que su "investigación" consistió en recoger los relatos de los campesinos del valle de Nibenay y reformularlos utilizando a los dwemer como protagonistas.

El libro fue muy bien recibido en Cyrodiil y Felim aprovechó para sacar nuevos volúmenes hasta completar un total de siete. Los Relatos antiguos de los dwemer, que iban ya por su decimoséptima edición, estaban firmemente arraigados en Cyrodiil cuando los mismos poderes que hicieron subir a Tiber Septim comenzaron a extender la literatura de las tierras centrales a lo largo y ancho del continente. La visión de Marobar Sul sobre los dwemer se caracteriza por un ensalzamiento nacionalista de la figura humana que sigue vigente hoy día.

Los dwemer son retratados como criaturas de fábula y fantasía, aunque semejantes a nosotros en términos generales. Quizá parezcan un poco excéntricos, pero no presentan ni un ápice de maldad. Esta visión contrasta enormemente con la estampa de los dwemer en la antigua leyenda de los guardias rojos: una raza poderosa y misteriosa capaz de doblegar las leyes de la naturaleza a su antojo y que, a pesar de haberse desvanecido aparentemente, no ha desaparecido. También hay diferencias con la imagen de los dwemer en la mayoría de las sagas nórdicas: temibles guerreros, mancillados por prácticas religiosas blasfemas, que se servían de tácticas profanas para expulsar a los nórdicos de Morrowind. En su obra, Marobar Sul muestra a los dwemer influenciados por el espíritu de la época, que consideraba a los humanos como el pináculo de la creación y a las demás razas como simples bárbaros atrasados, copias imperfectas de los hombres que debían tutelarlos. Esta es la idea principal que se baraja en los relatos, lo que explica su atractivo y su fijación en la cultura popular. Los dwemer que esboza Marobar Sul confortan al lector, son más amables y próximos que los verdaderos dwemer, cuya misteriosa naturaleza tan solo empieza a vislumbrarse. El público en general prefiere esta visión trivial y sencilla de la desaparecida raza. Después de lo aprendido durante mis años de estudio sobre los dwemer, siento cierta simpatía por esta preferencia. Como se aprecia claramente en los siguientes ensayos, los dwemer eran extremadamente diferentes a nosotros en muchos aspectos.
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